¿Qué es la endometriosis y cómo saber si la tienes? 

¿Qué es la endometriosis y cómo saber si la tienes? 

  1. Introducción

La endometriosis es una enfermedad ginecológica crónica que afecta aproximadamente al 10 % de las mujeres en edad fértil, aunque muchas de ellas aún no han sido diagnosticadas.

Puede manifestarse de forma silenciosa o con síntomas intensos que alteran por completo la calidad de vida: desde reglas muy dolorosas hasta dificultades para quedarse embarazada.

Durante años, muchas mujeres han escuchado frases como “el dolor es normal”, “se te pasará con la edad” o “es cosa de mujeres”. Estas ideas no solo son falsas, sino que han contribuido a que la endometriosis siga siendo una patología infravalorada, a pesar de su elevada frecuencia y del impacto físico, emocional y reproductivo que puede generar.

Este artículo está pensado para ayudarte a entender qué es la endometriosis, cómo afecta al cuerpo y qué puedes hacer si sospechas que podrías tenerla. Lo abordaremos respondiendo a las dudas más comunes y derribando algunos mitos que aún rodean a esta enfermedad.

 

2.- ¿Qué es la endometriosis?

La endometriosis es una enfermedad crónica e inflamatoria, influida por los estrógenos, en la que crece tejido similar al endometrio (el que recubre el interior del útero y se elimina durante la menstruación) fuera del útero, en lugares donde no debería estar.

¿Dónde puede aparecer este tejido?

Las localizaciones más comunes incluyen:

  • Ovarios (formando quistes llamados endometriomas).
  • Trompas de Falopio.
  • Peritoneo (membrana que recubre los órganos del abdomen).
  • Ligamentos del útero.
  • Recto, vejiga o ureteres (en casos de endometriosis profunda).

En casos más raros, también se han descrito focos de endometriosis en el diafragma, el ombligo, la cicatriz de cesáreas o incluso en los pulmones.

¿Por qué causa síntomas?

Aunque está fuera del útero, este tejido responde a las hormonas del ciclo menstrual como si estuviera dentro: crece, se inflama y sangra. Pero, a diferencia del endometrio, no tiene una vía de salida natural. Como consecuencia:

  • Se genera una respuesta inflamatoria crónica.
  • Puede haber dolor persistente.
  • Se forman adherencias (tejido cicatricial que une órganos entre sí).
  • Puede alterar la función de órganos reproductivos, digestivos o urinarios.

Es importante aclarar que la endometriosis no es un cáncer ni se comporta como uno. Sin embargo, puede ser una enfermedad progresiva, lo que significa que sus síntomas y lesiones pueden empeorar con el tiempo si no se recibe tratamiento adecuado. Por eso, el diagnóstico precoz y el seguimiento médico son fundamentales.

¿A cuántas mujeres afecta?

Se estima que afecta a entre el 6 y el 10 % de las mujeres en edad reproductiva. Sin embargo, esta cifra podría ser mayor debido al alto número de casos no diagnosticados o confundidos con otras afecciones.

Entre las mujeres que presentan infertilidad, hasta el 30–50 % tiene algún grado de endometriosis. Y entre quienes acuden a consulta por dolor menstrual severo o dolor en las relaciones sexuales, el porcentaje es aún más alto.

 

¿Cuál es su causa?

Una de las grandes incógnitas que todavía rodea a la endometriosis es su origen. A día de hoy, no existe una única causa demostrada que explique por qué aparece esta enfermedad. Lo que sí sabemos es que se trata de una condición compleja, multifactorial y con base hormonal, inmunológica y genética, cuyo desarrollo probablemente depende de la combinación de varios factores en cada mujer.

¿Cómo puede aparecer tejido endometrial fuera del útero?

A lo largo de los años, la ciencia ha propuesto varias teorías para explicar el desarrollo de la endometriosis. Ninguna por sí sola lo explica todo, pero juntas ayudan a entender mejor esta enfermedad. Las principales son:

  1. Teoría de la menstruación retrógrada (Sampson)

Es la hipótesis más antigua y conocida. Plantea que, durante la menstruación, parte del flujo menstrual retrocede a través de las trompas de Falopio hacia la cavidad abdominal, en lugar de salir solo por la vagina. Ese tejido endometrial, en lugar de ser eliminado por el organismo, se implanta en zonas como los ovarios, el peritoneo o las paredes del intestino, generando lesiones y respuesta inflamatoria.

Aunque esta teoría explica muchos casos, no todas las mujeres con menstruación retrógrada desarrollan endometriosis, lo que sugiere que deben intervenir otros factores, como el sistema inmunológico o la genética.

  1. Teoría de la metaplasia celómica

Según esta teoría, algunas células del peritoneo (la membrana que recubre los órganos abdominales) tienen la capacidad de transformarse en células similares a las del endometrio. Este proceso de transformación celular, conocido como metaplasia, podría activarse por factores hormonales o inflamatorios, dando lugar a focos de endometriosis en lugares alejados del útero, incluso sin menstruación retrógrada.

Esta hipótesis cobra especial fuerza en casos de endometriosis en mujeres que no menstrúan, niñas antes de la pubertad o incluso en hombres (casos rarísimos documentados tras tratamientos hormonales).

  1. Diseminación linfática o vascular (Halban)

Esta teoría propone que las células endometriales pueden migrar a través de los vasos sanguíneos o del sistema linfático, implantándose en órganos distantes como los pulmones o el cerebro (formas muy poco frecuentes de endometriosis). Aunque estos casos son raros, avalan la posibilidad de que el tejido endometrial pueda «viajar» por el organismo.

  1. Origen embrionario

Algunos estudios sugieren que la endometriosis podría tener su origen en células embrionarias residuales, que durante el desarrollo fetal deberían haber desaparecido o diferenciado correctamente. Estas células, al activarse por estímulos hormonales durante la pubertad, podrían generar lesiones endometriósicas.

  1. Factores inmunológicos

En muchas mujeres con endometriosis se observa una respuesta anómala del sistema inmunitario, que parece incapaz de reconocer y eliminar correctamente el tejido endometrial fuera del útero. Además, se detectan niveles elevados de citocinas proinflamatorias y células inmunes disfuncionales que podrían favorecer la inflamación crónica y el desarrollo de la enfermedad.

  1. Influencia genética

Numerosos estudios han demostrado que existe una mayor probabilidad de desarrollar endometriosis si hay antecedentes familiares (madre, hermanas). Aunque no se ha identificado un único gen responsable, la predisposición hereditaria está cada vez más aceptada, y se investigan variantes genéticas que podrían influir en la aparición y severidad de la enfermedad.

  1. Factores ambientales y hormonales

La endometriosis es una enfermedad estrogénica, es decir, dependiente de los estrógenos. Por eso suele aparecer en edad fértil y mejora con la menopausia o con tratamientos que suprimen estos niveles hormonales. Además, la exposición a disruptores endocrinos, como dioxinas o ftalatos (presentes en algunos plásticos y productos químicos), se ha relacionado con un mayor riesgo de desarrollar endometriosis, aunque los estudios todavía no son concluyentes.

¿Qué teoría es “la buena”?

Actualmente, la mayoría de expertos coincide en que la endometriosis no se explica por una sola causa, sino que probablemente sea el resultado de la interacción entre varios de estos factores: una predisposición genética, alteraciones inmunológicas, desequilibrios hormonales, eventos menstruales como la menstruación retrógrada y tal vez estímulos ambientales.

Esta visión integradora también permite entender por qué la enfermedad se manifiesta de forma tan distinta en cada mujer: algunas tienen lesiones pequeñas pero síntomas intensos; otras tienen formas avanzadas sin apenas dolor; algunas no tienen hijos por causa de la endometriosis y otras consiguen el embarazo con facilidad.

 

A pesar de todos los avances, la causa exacta de la endometriosis sigue sin estar completamente clara. La buena noticia es que la investigación médica avanza rápidamente, y cada vez entendemos mejor los mecanismos implicados, lo que abre la puerta a tratamientos más eficaces y personalizados.

 

3.- Síntomas más comunes: cuándo sospechar

Uno de los grandes desafíos de la endometriosis es que sus síntomas pueden ser muy distintos de una mujer a otra.

Algunas mujeres con lesiones mínimas sufren un dolor incapacitante, mientras que otras con endometriosis profunda apenas notan molestias. Esta variabilidad clínica contribuye a que el diagnóstico se retrase, a veces durante años.

Por eso, reconocer los síntomas más frecuentes y saber cuándo consultar es fundamental para avanzar hacia un diagnóstico precoz y un tratamiento eficaz.

 

El principal síntoma: el dolor.

La señal más característica de la endometriosis es el dolor, especialmente en relación con la menstruación. Pero no se trata de un dolor menstrual “normal”, sino de un dolor que interfiere con la vida diaria:

  • Dismenorrea severa: menstruaciones muy dolorosas, que no mejoran con analgésicos comunes y obligan a faltar al trabajo, a clase o a quedarse en la cama.
  • Dolor pélvico crónico: molestias constantes o intermitentes en la zona baja del abdomen, incluso fuera del periodo menstrual.
  • Dolor durante las relaciones sexuales (dispareunia): especialmente en penetraciones profundas, puede ser punzante, ardiente o lacerante.
  • Dolor al defecar o al orinar: más común durante la menstruación, puede indicar afectación del recto, vejiga u órganos cercanos.
  • Dolor lumbar o en la zona sacra: a veces se irradia hacia la parte baja de la espalda, lo que puede confundirse con problemas musculares o de columna.

Es clave subrayar que el dolor menstrual es común, pero no siempre es normal. Si cada mes sientes que tu cuerpo se detiene y que el dolor te impide hacer tu vida con normalidad, es motivo suficiente para consultar.

 

 Otros síntomas frecuentes:

Además del dolor, la endometriosis puede producir alteraciones en el ciclo menstrual y síntomas digestivos o urinarios que pueden confundirse con otras patologías:

  • Reglas abundantes o con coágulos (menorragia).
  • Manchados antes o después de la menstruación.
  • Cansancio o fatiga crónica (asociado a la inflamación persistente o a pérdidas de hierro).
  • Estreñimiento, diarrea o sensación de hinchazón abdominal, especialmente durante la regla.
  • Urgencia urinaria o molestias al orinar durante el periodo.

Estos síntomas pueden variar dependiendo de la localización de las lesiones endometriósicas: ovarios, trompas, peritoneo, intestino, vejiga, ligamentos uterinos.

 

¿Y si buscas el embarazo?

La infertilidad o dificultad para quedarse embarazada puede ser una de las primeras señales de alerta en mujeres que no presentan otros síntomas. Se estima que entre el 30 y el 50 % de las mujeres con endometriosis tienen problemas para concebir.

Esto puede deberse a:

  • Alteraciones anatómicas (adherencias o bloqueos en trompas u ovarios)
  • Inflamación crónica que altera la calidad del óvulo, del esperma o del entorno uterino
  • Cambios inmunológicos y hormonales que dificultan la implantación del embrión

En algunos casos, el diagnóstico de endometriosis se realiza precisamente durante un estudio de fertilidad.

 

El impacto emocional

El dolor constante, la incertidumbre, los tratamientos y el impacto en la fertilidad o en la vida sexual pueden generar:

  • Ansiedad.
  • Depresión.
  • Problemas de autoestima.
  • Aislamiento social o afectivo.

La endometriosis no solo afecta al cuerpo, también al bienestar emocional. Por eso, es fundamental abordarla desde una perspectiva integral, con apoyo médico, psicológico y social.

¿Cuándo debes consultar?

Consulta con tu ginecólogo si:

  • Tus menstruaciones son muy dolorosas y no mejoran con analgésicos.
  • El dolor te obliga a interrumpir tu vida diaria cada mes.
  • Tienes dolor en las relaciones sexuales o al ir al baño.
  • Has intentado quedarte embarazada sin éxito durante más de un año.
  • Sientes que algo no está bien y necesitas respuestas.

Un diagnóstico precoz puede marcar la diferencia en tu calidad de vida y en las opciones de tratamiento.

 

4.- Cómo se diagnostica: pruebas y procesos

Uno de los grandes retos de la endometriosis es que su diagnóstico no siempre es sencillo ni inmediato. A menudo, los síntomas se confunden con otras patologías ginecológicas, digestivas o urológicas y muchas mujeres pasan años consultando distintos profesionales sin obtener una respuesta clara. De hecho, el tiempo medio desde la aparición de los primeros síntomas hasta el diagnóstico puede superar los 7 años, según varios estudios internacionales.

Por eso es tan importante conocer cómo se diagnostica, qué pruebas son útiles y qué pasos seguir si sospechas que podrías tener endometriosis.

 

Diagnóstico clínico: el primer paso es escucharte

Todo empieza por una buena historia clínica. El ginecólogo debe escucharte con atención y hacerte preguntas específicas sobre:

  • Características del dolor menstrual (intensidad, duración, interferencia con tu vida diaria).
  • Presencia de dolor pélvico fuera del periodo.
  • Molestias en las relaciones sexuales.
  • Trastornos digestivos o urinarios cíclicos.
  • Dificultades para quedarte embarazada.
  • Historia familiar de endometriosis.

Este primer paso es fundamental, ya que muchas mujeres normalizan síntomas que no deberían ser normales. Una exploración ginecológica bien realizada también puede aportar pistas.

Aunque el examen físico puede ayudar, no siempre detecta la enfermedad, sobre todo si las lesiones son pequeñas o profundas. Por eso se necesitan pruebas complementarias.

Ecografía transvaginal

La ecografía transvaginal es la prueba de imagen más utilizada para explorar el aparato reproductor femenino. En manos expertas, puede detectar:

  • Quistes de endometriosis en los ovarios (endometriomas).
  • Alteraciones en la movilidad de los órganos pélvicos.
  • Sospecha de adherencias o nódulos profundos.

 

Hay que tener en cuenta que la ecografía no siempre identifica todos los focos de endometriosis, especialmente si son pequeños, superficiales o se localizan fuera del área pélvica. Por eso es clave que la realice un profesional con experiencia.

Consejo práctico: Si ya tienes una ecografía reciente y te dicen que “todo está bien”, pero tus síntomas persisten, eso no descarta la enfermedad. Busca una segunda opinión especializada para contrastar y obtener otra valoración. Como decíamos anteriormente, uno de los principales retos que plantea esta enfermedad es el diagnóstico.

 

Resonancia magnética (RMN): cuando hay sospecha de enfermedad profunda

La resonancia magnética pélvica es una herramienta muy útil en casos donde se sospecha endometriosis profunda infiltrante (por ejemplo, con afectación intestinal, de ligamentos uterinos o vejiga). Permite obtener imágenes detalladas de los tejidos blandos y valorar la extensión de la enfermedad.

Es especialmente útil:

  • Antes de una cirugía planificada
  • Cuando se sospechan lesiones fuera del útero o los ovarios
  • En mujeres con síntomas severos y exploración poco concluyente

No requiere radiación y es una técnica segura. Sin embargo, su interpretación también depende de la experiencia del radiólogo.

 

Laparoscopia diagnóstica

Durante muchos años, la laparoscopia (una intervención quirúrgica mínimamente invasiva) se consideraba la única forma definitiva de diagnosticar la endometriosis. Permite ver directamente el interior del abdomen y pelvis con una cámara y, si se encuentra tejido sospechoso, tomar una biopsia para confirmar el diagnóstico.

Hoy en día, gracias a las técnicas de imagen y a una mayor comprensión de la enfermedad, la laparoscopia ya no es siempre necesaria para diagnosticar. Se reserva para:

  • Casos complejos o de difícil diagnóstico.
  • Mujeres que no mejoran con tratamiento médico.
  • Situaciones en las que se planifica un tratamiento quirúrgico.

Además de diagnosticar, la laparoscopia también permite tratar: eliminar focos de endometriosis, liberar adherencias o extirpar endometriomas.

 

¿Y los análisis de sangre?

Actualmente, no existe una analítica específica que confirme la endometriosis. Algunos marcadores como el CA-125 pueden elevarse, pero no son exclusivos de esta enfermedad y no se recomiendan para diagnóstico rutinario. La investigación continúa en busca de biomarcadores fiables, pero aún no hay una prueba sencilla, rápida y definitiva.

5.- ¿Qué puede ayudarte a avanzar en el diagnóstico de endometriosis?

  • Llevar un diario de síntomas (frecuencia, intensidad, relación con el ciclo).
  • Buscar un ginecólogo especializado en endometriosis.
  • No normalizar el dolor invalidante.
  • Pedir una segunda opinión si sientes que no te están escuchando.

 

 Resumen: ¿cómo se diagnostica la endometriosis?

Prueba o método ¿Qué detecta? ¿Ventajas? ¿Limitaciones?
Historia clínica + exploración Primer paso esencial No invasivo, bajo coste Puede no detectar lesiones internas
Ecografía transvaginal Endometriomas, movilidad pélvica, adherencias Accesible, sin radiación No detecta todos los focos
Resonancia magnética (RMN) Lesiones profundas, extensión Imagen detallada, sin radiación Costosa, requiere experto para leerla
Laparoscopia Visualización directa y biopsia Diagnóstico definitivo + tratamiento Invasiva, requiere anestesia general
Análisis de sangre Marcadores inespecíficos (CA-125) Rápidos, accesibles Poco específicos, no sirven para confirmar

 

Un diagnóstico correcto puede cambiar radicalmente la vida de una mujer con endometriosis. Si crees que puedes tener esta enfermedad, confía en tu intuición corporal y busca atención médica especializada.

 

6.- Grados o estadios de la endometriosis

La endometriosis no siempre se manifiesta de la misma manera, por eso, clasificar la enfermedad según su grado de extensión no siempre refleja el impacto real en la vida de la paciente, pero sí ayuda a organizar el tratamiento quirúrgico y a comunicar mejor entre profesionales.

 

Clasificación por estadios de la endometriosis

La clasificación más utilizada es la del American Society for Reproductive Medicine (ASRM), que divide la enfermedad en cuatro estadios o grados, basándose en la localización, el tamaño y la profundidad de las lesiones, así como en la presencia de adherencias o quistes.

🔹 Estadio I – Mínimo

  • Se observan pocos focos de tejido endometrial fuera del útero, y todos ellos son pequeños.
  • Sin adherencias o solo muy ligeras.
  • Habitualmente afecta el peritoneo (capa que recubre el interior del abdomen).

🔹 Estadio II – Leve

  • Mayor número de focos de tejido endometrial, aún superficiales.
  • Pueden aparecer pequeños endometriomas en los ovarios.
  • Puede haber leves adherencias.

🔹 Estadio III – Moderado

  • Lesiones más profundas.
  • Presencia clara de endometriomas (quistes de endometriosis en el ovario).
  • Adherencias significativas en ovarios o trompas.

🔹 Estadio IV – Severo

  • Afectación extensa de órganos pélvicos.
  • Grandes endometriomas.
  • Adherencias densas que pueden alterar la anatomía.
  • Puede haber afectación del intestino, la vejiga u otros órganos.

Esta clasificación no siempre se correlaciona con los síntomas. Una mujer con estadio I puede tener un dolor incapacitante y otra con estadio IV puede estar prácticamente asintomática.

 

¿Por qué se clasifica la endometriosis?

Aunque los grados no predicen por sí solos el pronóstico ni la respuesta al tratamiento médico, sirven como guía para:

  • Planificar intervenciones quirúrgicas.
  • Evaluar la extensión de la enfermedad tras una laparoscopia.
  • Comunicar entre especialistas.
  • Documentar la evolución o recurrencia de la enfermedad.

 

¿Y la endometriosis profunda infiltrante?

Al margen de la clasificación clásica en estadios, existe una forma específica llamada endometriosis profunda infiltrante, que se caracteriza por:

  • Lesiones que penetran más de 5 mm por debajo de la superficie del peritoneo.
  • Frecuentemente afecta estructuras como el recto, la vejiga, los ligamentos uterosacros, el tabique rectovaginal o incluso los uréteres.
  • Puede provocar síntomas más intensos, sobre todo digestivos, urinarios y en las relaciones sexuales.

Este tipo de endometriosis requiere una evaluación específica con pruebas de imagen avanzadas (como la resonancia magnética) y, en algunos casos, un abordaje quirúrgico multidisciplinar.

No debe confundirse con un estadio IV, ya que una mujer puede tener endometriosis profunda localizada y no necesariamente una enfermedad extensa.

¿Existe una relación entre el estadio y la fertilidad?

La endometriosis puede afectar la fertilidad, especialmente en los estadios III y IV, debido a:

  • Obstrucción o alteración de las trompas de Falopio.
  • Adherencias que impiden la correcta ovulación o fecundación.
  • Inflamación del entorno pélvico.
  • Endometriomas que afectan la reserva ovárica.

Sin embargo, muchas mujeres con endometriosis leve también presentan dificultades para concebir, por lo que no hay una regla estricta. Cada caso debe evaluarse de forma individual, teniendo en cuenta tanto la clínica como el deseo gestacional.

 

¿Para qué saber el estadio?

Saber el estadio puede ser útil si vas a someterte a una cirugía o si necesitas comprender mejor tu situación clínica, pero no define por sí solo tu situación experiencia. Lo más importante es:

  • Cómo te afecta la enfermedad en tu vida diaria.
  • Qué síntomas presentas y con qué intensidad.
  • Qué objetivos tienes (aliviar el dolor, quedarte embarazada, mejorar tu calidad de vida).

7.- ¿Qué tratamientos existen? Opciones médicas y quirúrgicas

El tratamiento de la endometriosis debe ser personalizado, teniendo en cuenta los síntomas, la edad, el deseo de embarazo y la extensión de la enfermedad.

No existe una única solución válida para todas las mujeres, y lo que funciona para una puede no ser eficaz para otra. Además, no siempre se trata de “curar”, sino de aliviar el dolor, preservar la fertilidad y mejorar la calidad de vida.

A continuación veremos las principales opciones de tratamiento disponibles hoy en día.

 

Tratamientos médicos: controlar la enfermedad sin cirugía

Los tratamientos médicos buscan reducir el dolor, frenar el crecimiento de las lesiones y evitar la progresión de la enfermedad. No eliminan las lesiones ya existentes, pero pueden mantener los síntomas bajo control.

  1. Anticonceptivos hormonales combinados
  • Se administran en forma de píldoras, parches o anillos vaginales.
  • Reducen o eliminan la menstruación, lo que disminuye el estímulo hormonal sobre el tejido endometrial.
  • Son eficaces para muchas mujeres con endometriosis leve o moderada.
  1. Progestágenos o gestágenos
  • Inhiben el crecimiento del endometrio y pueden suprimir la menstruación.
  • Suelen utilizarse cuando no se toleran los anticonceptivos combinados o se busca un efecto más prolongado.
  1. Dispositivo intrauterino (DIU) con levonorgestrel
  • Libera una pequeña cantidad de hormona localmente en el útero.
  • Puede reducir significativamente el dolor y el sangrado.
  • Tiene la ventaja de actuar durante 3 a 5 años.
  1. Análogos de la GnRH
  • Inhiben la producción de estrógenos a nivel hipotalámico-hipofisario, generando una “menopausia química”.
  • Son muy eficaces en casos severos, pero tienen efectos secundarios importantes: sofocos, pérdida ósea, sequedad vaginal…
  • Suelen reservarse para periodos cortos o asociarse a tratamiento “add-back” para contrarrestar los efectos negativos.
  1. Antagonistas de GnRH (de nueva generación)
  • Tienen un efecto similar a los análogos, pero con acción más rápida y controlable.
  • Prometen menos efectos secundarios y mejor perfil de tolerancia, aunque todavía se están estudiando a largo plazo.

 

 Consideraciones sobre el tratamiento médico

  • No hay fármacos que eliminen por completo la endometriosis, pero sí pueden mejorar mucho los síntomas.
  • El tratamiento suele ser prolongado y adaptado al ciclo de vida de la mujer.
  • Es importante reevaluar periódicamente si la estrategia actual sigue siendo eficaz.
  • En mujeres que buscan embarazo, muchos tratamientos hormonales no están indicados, y puede ser necesario plantear otras opciones.

 

Tratamiento quirúrgico: cuándo y por qué operar

La cirugía puede ser una opción cuando:

  • El dolor no mejora con tratamiento médico.
  • Hay endometriomas ováricos grandes o que afectan la reserva ovárica.
  • Se sospecha afectación de órganos como intestino, vejiga o uréteres.
  • Se necesita confirmación diagnóstica mediante laparoscopia.
  • La mujer busca embarazo y no ha mejorado con tratamiento médico o técnicas de reproducción asistida.

La técnica habitual es la laparoscopia, una intervención mínimamente invasiva que permite:

  • Ver directamente las lesiones.
  • Eliminar focos de endometriosis.
  • Extirpar quistes o adherencias.
  • Restaurar la anatomía pélvica.

El objetivo es extirpar toda la enfermedad visible sin dañar estructuras sanas, algo que requiere experiencia y, en algunos casos, un equipo multidisciplinar (ginecólogos, cirujanos digestivos, urólogos…).

 

¿Y si quiero ser madre?

La endometriosis puede dificultar el embarazo, pero no siempre impide tener hijos. Las opciones disponibles dependerán de muchos factores: edad, reserva ovárica, afectación de las trompas, presencia de endometriomas…

Opciones para mujeres con deseo gestacional:

  • Cirugía conservadora (cuando hay endometriomas o adherencias que interfieren).
  • Estimulación ovárica e inseminación artificial (en casos leves o con trompas permeables).
  • Fecundación in vitro (FIV): especialmente en casos moderados-severos, tras cirugía o cuando existe fallo de otros tratamientos.

En algunas ocasiones, los especialistas pueden optar por combinar tratamiento médico y técnicas de reproducción asistida para maximizar las posibilidades.

 

 Tratamientos complementarios y autocuidado

Cada vez más mujeres con endometriosis incorporan estrategias complementarias para mejorar su calidad de vida. Aunque no sustituyen al tratamiento médico, pueden ser un gran apoyo:

  • Fisioterapia del suelo pélvico: especialmente útil en casos de dolor pélvico crónico o dispareunia.
  • Nutrición antiinflamatoria: algunas mujeres encuentran alivio al reducir lácteos, gluten o alimentos ultraprocesados, aunque no hay una dieta única válida para todas.
  • Ejercicio adaptado: mejora la circulación, reduce el estrés y puede aliviar el dolor.
  • Terapias psicológicas: el apoyo emocional y la gestión del dolor crónico son esenciales.

Lo más efectivo suele ser un enfoque multidisciplinar, que combine ginecología, fisioterapia, nutrición, psicología y otros apoyos especializados.

La endometriosis requiere una estrategia a medida, que puede cambiar a lo largo del tiempo. No todas las mujeres necesitarán cirugía. No todas responderán al mismo fármaco. Por eso, lo fundamental es contar con un equipo médico que escuche, evalúe y acompañe de forma individualizada.

 

8.- Vivir con endometriosis

Recibir un diagnóstico de endometriosis puede generar un gran alivio (por fin alguien pone nombre a lo que llevas tiempo sintiendo), pero también puede venir acompañado de incertidumbre, miedos y muchas preguntas. Saber que es una enfermedad crónica puede resultar abrumador al principio, pero también es el primer paso hacia una vida más informada, cuidada y proactiva.

 

Primer paso: comprender tu diagnóstico

No todas las mujeres con endometriosis necesitan cirugía. No todas van a experimentar infertilidad. No todas tendrán dolor crónico. Por eso, lo más importante es:

  • Entender qué tipo de endometriosis tienes
  • Conocer tus opciones de tratamiento
  • Participar activamente en las decisiones médicas

Una buena relación médico-paciente es clave. No tengas miedo de hacer preguntas, pedir explicaciones claras o buscar una segunda opinión si no te sientes bien atendida.

 

Herramientas prácticas para el día a día

A continuación, algunas estrategias que pueden ayudarte a gestionar mejor la enfermedad y sus efectos cotidianos:

  1. Lleva un registro de síntomas
  • Anota el tipo de dolor, su localización, intensidad y relación con el ciclo menstrual.
  • Registra otros síntomas como fatiga, digestivos o emocionales.
  • Esto te servirá para detectar patrones, evaluar la eficacia del tratamiento y comunicarte mejor con tu equipo médico.
  1. Incorpora el autocuidado como parte del tratamiento
  • No es un lujo, es una necesidad. Dormir bien, comer de forma equilibrada, moverte de forma regular y encontrar espacios para relajarte tienen un impacto real en tu calidad de vida.
  • La práctica de yoga suave, técnicas de respiración, meditación guiada o mindfulness puede ayudarte a reducir el dolor y mejorar tu estado emocional.
  1. Habla de lo que te pasa
  • No tienes que esconder tu dolor ni minimizarlo.
  • Hablar con tu entorno puede ayudarte a crear vínculos más honestos y a reducir el aislamiento.
  • Considera la posibilidad de compartir tu experiencia con otras mujeres en grupos de apoyo, presenciales o en línea.
  1. Planifica tus días según tu energía
  • Escucha tu cuerpo y permítete descansar cuando lo necesites.
  • Aprende a decir que no, a delegar tareas y a adaptar tus rutinas.
  • Es muy útil usar agendas o aplicaciones que te ayuden a organizar tu semana contemplando tus “días buenos” y tus días de bajón.

 

Cuida también tu salud mental

No todo es físico. La endometriosis puede hacerte sentir frustrada, agotada, incomprendida. Y eso también necesita cuidado.

Considera pedir ayuda psicológica si notas:

  • Ansiedad persistente.
  • Cambios importantes en tu estado de ánimo.
  • Sentimientos de culpa, inutilidad o desesperanza.
  • Conflictos con tu pareja o familia por el impacto de la enfermedad.
  • Agotamiento emocional o sensación de no poder más.

 

Consulta con un profesional de la ginecología ante cualquier síntoma, como has podido comprobar, la endometriosis debe ser tratada en aras de una mejor calidad de vida y salud general.

 

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